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14 noviembre, 2014“Coplant comienza hace 10 años con un grupo de personas trabajando juntas con ganas y honradez”.
Emilio Estévez Martínez, su gerente, nos hizo balance de una década de trabajo.
¿Cuál es la situación del sector? El sector tuvo su campana de Gaus, y como en tantos sectores, la demanda bajó antes que la oferta. En los años 2010-2011 se compraba mucho menos pero los productores seguían fuertes. Poco a poco los productores fueron debilitándose. También mejoraron los cobros porque los grandes impagadores ya cerraron. El mercado sigue contraído pero está más equilibrado, o por lo menos estamos más cerca del equilibrio. En los años 2010-11, que había mucha oferta y poca demanda el mercado estaba en crispación. Ahora tenemos un mercado más pequeño pero más equilibrado. La clave para nosotros fue a saber adaptarnos a esa caída de la demanda bajando el lote. Vendemos pequeños lotes en muchas zonas. Vender lo que el cliente quiere. Ser un mercado de demanda, antes éramos un mercado de oferta. Como hay menos oferta de planta, vimos la posibilidad de suministrar pequeño lote en nuevas zonas.
Retos de futuro. No grandes retos. Queremos crecer un poquito más. Donde llegue nuestra logística, poco a poco. Afianzando mercados. Es un momento de eficiencia, aún hay espacio para optimizarse. Pero más tarde o más temprano tendremos que crecer, con empresas nuevas, más tierra. Esto no es un mercado cerrado. También estamos rastreando nuevos mercados: Turquía, que es una apuesta distinta.
¿Salimos de la crisis? No salimos de la crisis desde el punto de vista de falta de recursos y sufrimiento social pero se nota un reequilibrio del mercado. El mercado está en un punto de eficiencia tecnológica que el cliente necesita. Estamos en condiciones, si no aparece ningún agente exógeno, de recuperarnos en pocos meses. La crisis supuso para nuestro sector la necesidad imperiosa de industrializarnos. Era un sector un tanto «artesanal». Tuvimos que apostar por la eficiencia.
¿A qué se debe el éxito de Coplant? La vocación de los socios de los viveros es fundamental. La existencia de una amistad previa, una sinergia de trabajo. Se pasaban los clientes de unos a otros. Coplant comienza con un grupo de personas trabajando juntas con ganas y honradez. Cuando Coplant comienza a tener entidad propia con instalaciones y personal propio, es cuando llega la industrialización del proceso de venta, de cobros, financiero, de todo. La fuerza inicial se une a la industrialización.
La clave está en el interés por el bien común, la honradez, la ética y el honor personal.