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Patricia Rodríguez González es presidenta de acuBam y gerente de Pamiplant. Ingeniera agrónoma de 34 años reparte su tiempo entre el vivero, la asociación y el cuidado de sus hijos.
¿Desde cuando te dedicas al viverismo? Desde que finalizo mis estudios. Estoy trabajando dos años para Suministros Hortícolas Bacelo haciendo asesoramiento técnico y luego creo Pamiplant.
¿Qué produce Pamiplant? Actualmente producimos 80% de flor cortada para venta directa a floristerías y el resto es rosal en maceta y flor de cera. También complementamos con la producción de kiwi, que nos permite tener unos ingresos regulares a lo largo del año, ya que la época alta del kiwi coincide con la época baja en la flor.
Pamiplant no surge de la nada. Mis padres producían flor para un almacén, hacían monocultivo. Yo le di la vuelta. Ahora cultivamos flor de temporada y tenemos un catálogo muy amplio de variedades.
¿Cuántas personas trabajáis? Cinco fijas y siete en picos altos de trabajo.
¿Todas mujeres? No, dos hombres.
¿Cómo es un día normal en tu vida? Movido. Porque supone combinar varias facetas, madre sobre todo, pero también desempeño mi puesto de trabajo, y dedico tiempo a la asociación.
¿Cómo te organizas para conciliar vida laboral y familiar? La organización de la jornada siempre la planifico mínimo la noche del día anterior, y mi agenda semanal marca la hoja de ruta.
¿Qué es lo más difícil de tu trabajo? No fallarle a mis clientes. Las floristerías me hacen los pedidos de flor, muchas veces, con mucho tiempo de antelación, y el cálculo del ciclo productivo y el crecimiento de cualquier cultivo es complicado. Garantizar las entregas es complejo.
¿Te sentiste en alguna ocasión discriminada por ser mujer? No, nunca.
En el sector verde hay mucha mujer trabajadora pero los puestos de responsabilidad siguen estando ocupados mayoritariamente por hombres, ¿a qué crees que se debe? El tema es que una mujer para llegar a un puesto de responsabilidad tiene que trabajar más que un hombre. Las responsabilidades familiares entre hombres y mujeres siguen siendo desiguales. Una mujer tiene más cargas que un hombre y para compatibilizar la vida laboral y familiar, tiene que esforzarse más y sacrificar más.
¿La desigualdad está entonces en el ámbito doméstico? Más bien creo que está en la sociedad, en la educación. Desde el momento en el que como padres, la educación para nuestros hijos marca distintas orientaciones según el sexo, no estamos educando para la igualdad, por ejemplo, un niño irá a fútbol y le regalaremos coches, espadas… la niña muñecas, cocinas…
La sociedad no establece los mismos criterios para juzgar comportamientos en hombres que en mujeres, ya sean, para juzgar decisiones laborales que impliquen sacrificios en el núcleo familiar o sean en horario de ocio.
¿Estamos mejorando en los últimos años? Desgraciadamente la violencia de género nos demuestra cada día que no avanzamos tanto como creíamos. Socialmente no estamos preparados para la igualdad.